Revista Perspectiva | 14 marzo 2025.

Avanzar o perder

    14/05/2015.

    Aritz Cirbián

    Productor multimedia y cooperativista

    Dice el economista Joseph Stiglitz que los derechos son amplios donde los sindicatos son fuertes. No puedo estar más de acuerdo con esta afirmación: defendiendo la fuerza productiva, el sindicalismo mejora las condiciones materiales de toda la población. Incluso mejora las condiciones de vida de aquéllos que viven de rentas y del trabajo ajeno, ya que disminuye muchísimo la posibilidad de que les detengan el todoterreno en un semáforo y les llenen de balas. Parece que los poderosos han olvidado estas ventajas de la paz social porque, cuando en España aún no habíamos casi ni saboreado las condiciones de una socialdemocracia europea plena, decidieron que tenían que reconquistar el terreno perdido y hacerlo a la mayor velocidad posible para que no tuviéramos mucho tiempo de reacción y menos músculo para hacerlo.

    Cuando las organizaciones se hacen fuertes y eficientes, y más si también se hacen mayores, corren el riesgo de dejar de innovar y ser permeables a la creatividad en favor de la seguridad de lo que "siempre ha funcionado". La contrarrevolución neoliberal nos ha cogido así: rígidos, atemorizados y, por tanto, sin mucha capacidad de reacción.

    Recuperar espacios y oportunidades de participación y decisión en la organización, y hacerlo aprovechando las nuevas formas y medios que tenemos a nuestro alcance, es un deber que tenemos para recuperar el terreno perdido e incluso pasar a la ofensiva. La mejora democrática y el aumento de participación servirán, como he dicho unas líneas más arriba, para mejorar las condiciones tanto de los trabajadores como del conjunto de la sociedad, ya que la acción del sindicato impregna e impulsa la capacidad de todo la resto de organizaciones sociales.

    Esta participación no debe significar multiplicar los requerimientos de participación directa para tomar las decisiones clave de la organización, como con la multiplicación de asambleas, porque esto en la práctica significa que un grupo reducido termina tomando las decisiones sin que así se les haya designado. Sabemos que la delegación y la representación son mecanismos para garantizar una toma de decisiones más igualitaria, más democrática. Es importante, sin embargo, que haya más espacios donde el debate y la creatividad permitan representar mejor a los afiliados y afiliadas, e innovar en viejas y nuevas maneras de defender nuestros derechos. Es clave que todo el mundo dentro de la organización tenga la posibilidad de aportar su tiempo con lo que considere más útil.

    En el mundo de la cultura el cambio digital nos ha cogido igual: rígidos, atemorizados y con poca capacidad de reacción. Cuando apareció Napster, las grandes discográficas prefirieron obligar a cerrar la aplicación en vez de poner el catálogo,  y eso que Napster permitía la compra de canciones. Las propias compañías cavaron su fosa y el sector musical se ha hundido, con la consecuente pérdida de puestos de trabajo, atomización de las compañías, y creación de menos puestos de trabajo y más precarios.

    Decía antes que todo el mundo dentro de la organización debe poder aportar lo que considere más útil. En mi caso, creo que lo mejor que puedo hacer para ayudar a la defensa de los derechos colectivos es poner mi creatividad (mucha o poca eso ya lo tendréis que juzgar vosotros) al servicio de esta causa.

    Esto es exactamente lo que estamos haciendo con el proyecto documental que hemos puesto en marcha con la Federación de Industria y el director Pol Fuentes a partir del 50 aniversario y de cara a la próxima asamblea. El objetivo no es hacer un documental sobre el 50 aniversario. El objetivo es que hacer un documental sobre el 50 aniversario nos sirva para generar espacios de debate y participación para imaginar el sindicato de la próxima generación. Abriremos el proceso creativo y pediremos a todos los que quieran que se sumen al proyecto, para que no sea una decisión exclusiva de la Secretaría General o de Comunicación, sino del máximo de afiliados y afiliadas posible. Aportando sus conocimientos sobre la historia del sindicato, fotografías y otros materiales de archivo, recursos económicos, u organizando debates y proyecciones, haremos que una película se convierta no sólo un entretenimiento sino en un motor de cambio.

    Al final, no sólo pienso que tendremos un buen documental, sino que tendremos un documental más entretenido e interesante, más efectivo en la difusión de nuestros valores y de nuestra misión, que si se lo hubieran manejado sólo la Secretaría General. Como en el resto de actuaciones del sindicato, vaya.