Perspectiva nº 25: Clase, cultura, política, sindicato
Perspectiva nº 25: Clase, cultura, política, sindicato
En este nuevo número de PERSPECTIVA, el 25, estrenamos URL, fruto de un proceso de migración a un nuevo formato, y lo estrenamos con una propuesta de debate interesante y, creemos, necesario. CLASE, CULTURA, POLÍTICA, SINDICATO.
Uno de los hechos políticos más preocupantes de estos últimos tiempos es el crecimiento del voto a los partidos de extrema derecha, crecimiento basado, en una parte importante, en el apoyo electoral que proviene de la clase trabajadora. No únicamente, está claro; el análisis de las cifras, en la que no entraré aquí, nos muestra que son los dos extremos de la pirámide social quienes votan con más intensidad este tipo de opciones políticas: los más ricos, y los más pobres. ¿Cómo es posible esta coincidencia? ¿No hemos pensado, durante años, que la clase trabajadora era progresista, incluso revolucionaria, y que votaba masivamente a los partidos de izquierdas que la representaban?
Es difícil definir la cultura. La primatología lo está haciendo, a la par que está descubriendo cosas formidables y que lo cambian todo. Como, por ejemplo, que los chimpancés tienen culturas, milenarias. Lo que permite definir la cultura. Es la transmisión de un conocimiento, tangible o no. Algo que los chimpancés tienen y hacen. Transmiten el uso -costoso, a lo largo de un aprendizaje de varios años- de herramientas.
Las manos de José Hierro eran las de un escultor del lenguaje, las de un trabajador incansable de las palabras. Grandes, fuertes, recias, trabajadas. Las conocí, las estreché, las admiré durante un breve tiempo eterno, marcaron mis ojos, las fotografié, me estremecieron por su verdad.
Desde hace unos años asistimos en el seno de las izquierdas a un debate de los que tanto nos gustan. En este caso se trata de plantear el dilema entre identidad de clase y diversidad. Sin quitarle trascendencia a la reflexión, que la tiene y mucha, en algunos momentos me ha parecido que algunas de las personas participantes en la polémica la planteaban en términos parecidos a aquella trampa emocional de “¿a quién quieres más, a papá o a mamá?”.
Mejorar las condiciones materiales de la vida de la gente. Eso es, en esencia, lo que está comúnmente aceptado entre la mayoría de las organizaciones de la izquierda (partidos, sindicatos y todo tipo de asociaciones) como objetivo principal y concreto de la acción política y sindical.
Vivimos tiempos de fuerte incertidumbre y en el que la historia de nuevo parece acelerarse. Cuando se empezaba a intuir la recuperación de la crisis de 2008 en la mayoría de las economías europeas a nivel macro, la pandemia del coronavirus cerró la economía mundial suponiendo una destrucción económica sin precedentes desde la II Guerra Mundial en la mayor parte de economías avanzadas y en vías de desarrollo.
Si partimos de una base simple, la cultura sería el conjunto de bienes y manifestaciones intelectuales de un conjunto social. Con esta base se fomentan las ideas, los hábitos y tradiciones, los procesos, patrones, la lengua, las prácticas, los cultos, el arte y otros tantos valores que acaban definiendo nuestras herramientas y conocimientos.
Las políticas culturales son hijas de la modernidad entendida como proceso transformador y emancipador. La capacidad crítica (que posibilita la autoconciencia, la autorrealización y la autodeterminación de la ciudadanía) sólo es posible en la medida en que todo el mundo tiene acceso a la educación y a la cultura. Aunque también es un ámbito en crisis, la respuesta de las políticas públicas educativas es, en un primer momento, relativamente simple: educación universal, pública y gratuita de los 6 a los 16 años (en nuestra legislación actual).
En este mundo dislocado que es el nuestro, la democracia económica despunta como un horizonte lejano, pero urgente. Una democracia stricto sensu, nacida de la participación ordenada de todas las partes implicadas. Su sentido último es simple: se trata de la participación de todos en la toma de decisiones económicas que atañen a todos.
El capitalismo, el Sistema, “esa cosa escandalosa” en palabras de Amaya Pérez Orozco, atraviesa absolutamente todo dejando su rastro de desigualdad y pobreza.
"Si no cambiamos, el Planeta acabará en un estado de superficie destrozada, excesosclimáticos, y podríamos llegar a la extinción de la especie humana";. Estas reflexionesproféticas las escribió George Perkins Marsh (1801-1882) en su libro "Man andNature", publicado en 1864.
Según las encuestas que publica con regularidad el CIS, la identificación con la "clase obrera" ha caído en picado en muy poco tiempo en España: si el 2001 un 50% de la población se identificaba con esta categoría, en el último barómetro del CIS (junio de 2022) esta variable ha bajado hasta el 10,9%, mientras que un 67,9% afirma ser de clase mediana. Este dato contrasta sorprendentemente con cuando se pregunta por la situación laboral de los entrevistados: el 82,5% asegura ser un trabajador asalariado.
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