Revista Perspectiva | 26 diciembre 2024.

Oportunidades y desafíos de las nuevas tecnologías en el periodismo

    23/01/2019.

    Félix Iglesias

    Responsable de Comunicación. Sector Medios Comunicación y miembro. Agrupación Periodistas de CCOO

    La irrupción de las llamadas nuevas tecnologías, como en su día sucedió con la imprenta, la rotativa, la radio y la televisión, pone a prueba a toda la sociedad, no sólo al periodismo. El acceso a la información es un bien democrático, al que la censura y el monopolio acechan continuamente y con señuelos de todo tipo. Internet, al igual que los avances mencionados, ha supuesto para la cultura y el conocimiento torpedos a la línea de flotación del monopolio ejercido durante siglos por poderes como la Iglesia, los gobiernos y las empresas de comunicación. Ante este nuevo desafío el periodismo se está posicionando con aciertos y errores. Sin perspectiva suficiente para vislumbrar todas sus posibilidades y amenazas, sólo cabe darle la bienvenida.

    Sin embargo, acoger internet como la panacea de la supervivencia del periodismo es tan quimérico como pensar que la dinamita sólo sirviese para construir carreteras. Desde luego, las redacciones se han transformado a la vez que los periodistas han hecho acopio de una ingente cantidad de instrumentos para hacer un periodismo de calidad,… si se lo permitiesen. Ahora para cualquier comunicador difundir una información de inmediato está al alcance de un dedo, acceder a miles de datos en pocos minutos es entrar en tierra prometida, sortear el bloqueo y filtro de los gabinetes de prensa es una obligación, tener contacto con los lectores no sólo es factible sino justo.

    Estas nuevas oportunidades deberían reforzar los compromisos de los comunicadores con la sociedad. Frente a comodidad de tener acceso desde cualquier dispositivo telemático a miles de datos –ya existen robots que redactan noticias- e informaciones sin abandonar el espacio de confort de la redacción, el periodismo debe, además de salir a la calle a buscar la información no institucionalizada, tamizar y tamizar miles de datos, contrastar las fuentes, evitar la manipulación de las llamadas “fake news”.  No en vano existen avanzados programas informáticos que manipulan las voces e imágenes para poner en boca y en imágenes de personajes conocidos palabras y actos de todo tipo, sin que a simple ojo y oído se pueda apreciar la manipulación. En definitiva, se trata, por simple precaución volverse más desconfiado que nunca para hacer información veraz, objetiva, responsable y de calidad. Del uso periodístico de las nuevas tecnologías para controlar al poder dan buena cuenta algunos de los nuevos medios digitales de comunicación, los consorcios internacionales de periodismo de investigación y los periodistas de datos.

    Por otra parte, la implantación y uso de las nuevas tecnologías por las empresas de comunicación no sólo han generado desfases (véase la complejidad de cobrar en internet por las informaciones) sino que ha lanzado a muchos medios a construir una información buscando los impactos de las visualizaciones, primando la conmoción por encima del rigor informativo, con la consecuente devaluación de la función social y democrática del periodismo, convirtiendo la información en mera mercancía a cotizar por los “imputs” y dando alas al espectáculo morboso y la corrosiva demagogia.

    Siendo cierto que la inmediatez de internet es una gran baza para evitar que se "cocinen" acontecimientos incómodos para el poder político, económico y mediático, también convierte a los medios de comunicación en caballos de carrera sólo interesados en llegar los primeros a la meta, cuando en el periodismo tan importante es llegar como no llegar desfondado.

    Precariedad laboral y sindical

    Editores y directores han visto el cielo abierto para primar sólo sus intereses económicos y de gestión de las redacciones con el llamado periodismo multimedia. Ciertamente esta nueva modalidad laboral es imprescindible en espacios donde los recursos son limitados, caso de guerras, manifestaciones o sucesos. Sin embargo, el periodista que redacta, fotografía, filma y interactúa en internet lejos de ser una panacea es una sentencia de muerte de la información de calidad. ¿Qué pensaría un paciente al entrar en el quirófano y comprueba cómo el cirujano también asume las funciones del anestesista, del ayudante, del instrumentista y del enfermero?: simplemente que tiene pocas posibilidades de salir vivo tras la intervención.

    Con el uso que las empresas de comunicación están dando a las nuevas tecnologías también está afectando al empleo y al trabajo sindical. La posibilidad de que redactores, fotógrafos y diseñadores trabajen desde casa está llevando al vaciado de las redacciones, donde únicamente queda una pequeña plantilla con salario y derechos más o menos dignos para gestionar la edición de las informaciones que suministran cada minuto decenas de colaboradores autónomos, a los que, sin capacidad de negociación colectiva, se les imponen unas condiciones mercantiles indignas. Con el consecuente vaciado de las redacciones en las empresas de comunicación, la acción sindical se resiente notablemente en un sector donde la acción sindical es ya de por sí complicada en alto grado.

    Periodismo de salón  

    "Vean el gran ambiente que hay en el pabellón en este descanso del partido. Los seguidores en la gradas continúan animando a sus equipos, en estos momentos en los vestuarios. La fiesta del baloncesto no decae ni un instante". Esto se pudo oír en una televisión pública hace unos años cuando las nuevas tecnologías ya permitían retransmitir acontecimientos deportivos sin estar en el campo, la cancha o el circuito. El televidente que oyó y vio esa retransmisión se topo al día siguiente con titulares como "Enfrentamientos entre pro-palestinos y aficionados israelís", "La política salta a las gradas". ¿Qué había ocurrido? Simplemente la televisión ya no desplazaba al comentarista ni las cámaras al pabellón. Se había instalado un circuito cerrado de cámaras y micrófonos dirigidos desde el centro producción de la televisión y el periodista relataba lo que veía. Lo que no vio es que en el descanso un grupo de activistas a favor de Palestina se enfrentó verbalmente a los seguidores al equipo israelí que se enfrentada en un competición continental a un club español.

    Con esta anécdota se visualiza perfectamente una de las tentaciones que despliegan las nuevas tecnologías ante el periodismo: el periodismo de salón, de trinchera en la redacción, de parapeto delante del ordenador. 

    Enero de 2019