Revista Perspectiva | 5 febrero 2025.

Josep Fontana (de clase y nacional) de CCOO

    12/03/2019.

    Andreu Mayayo y Artal

    Catedrático de Historia Contemporánea y Mundo Actual de la Universitat de Barcelona y director del Centro de Estudios Históricos Internacionales-Pabellón de la República. Director de Siglo XX. Viquipèdia

    Josep Fontana y Lázaro (Barcelona, 1931-2018) nació en la librería de una familia catalanista y de izquierdas de la calle de la Paja, en el ombligo del barrio Gótico, y ha sido el historiador catalán más influyente en la historiografía española y de más proyección internacional. Alfabetizado a través de la letra impresa, Fontana era una biblioteca ambulante en la triple dimensión de lector, editor y escritor, y un militante de la Historia, a la que se dedicó en cuerpo y alma, convencido que era una arma, en manos de los sectores populares, cargada de razones por el futuro. La Historia alecciona pero no tiene alumnos, sentenciaba Antonio Gramsci, Aun así, en el caso de Fontana, dejó un montón de discípulos y de lectores agradecidos.

    Fontana reivindicó siempre la maestría de Ferran Soldevila (la catalanidad), de Jaume Vicens i Vives (la renovación historiográfica de los Annales y el compromiso cívico) y de Pierre Vilar (la filosofía de la praxis, el marxismo). El historiador francés había dejado atrás el esquematismo simplista del concepto de Historia de Marx recuperando el espíritu de los manuscritos de juventud. Mientras en la filosofía las ideas van del cielo a la tierra en la Historia hay que empezar por la vida real de los hombres para averiguar sus pensamientos. Toda vida social, decía Marx, es esencialmente práctica. La Historia se fundamenta en los hechos y no en los relatos, a pesar de que la interpretación sea bien libre. Este será el hilo conductor de Fontana en sus clases magistrales, en sus conferencias de reciclaje de los profesores de secundaria y en sus libros que reflexionaba sobre el oficio del historiador como por ejemplo Historia: análisis del pasado y proyecto social (1982), La historia después de la fin de la historia (1992) e Historia de los hombres (2000).

    Su lectorado en Liverpool, en curso 1956-57, le permitirá acceder a una bibliografía inimaginable en la España franquista y, sobre todo, conectar con el Grupo de Historiadores del Partido Comunista Británico reunidos en la revista Past and Present, liderados por Eric Hobsbawm. Fontana seria, a través de su amigo y editor Gonzalo Pontón, el principal introductor del marxismo británico a nuestro país. De vuelta de Liverpool, tomó Partido y, con el nombre de militancia de Rosell, se incorporaba a la célula de intelectuales del PSUC. Para Fontana los derechos sociales y los derechos nacionales de Cataluña íban de brazo y el PSUC, y más adelante Comisiones Obreras, era la organización, de clase y nacional, que mejor lo representaba.

    El año 1980 dejó atrás 23 años de militancia política a pesar de que continuó apoyando en público ( y crítico, por supuesto) al PSUC e ICV. El año 2012 todavía encabezaba el manifiesto de apoyo electoral a Joan Herrera en las elecciones al Parlamento. Así mismo, Fontana mantuvo siempre un estrecho vínculo con CCOO y nunca tuvo un no para participar en las múltiples actividades de la Fundación Cipriano García. Quizás para dejar bien claro su posicionamiento político, ante los intentos de apropiación de la agit-prop independentista, aceptó, por primera vez, figurar en un candidatura de Barcelona en común en las elecciones municipales de 2015.

    Fontana no hacía ascos a la independencia, sobretodo, sin costes sociales, pero no soportaba la hoja de ruta del “todo o nada” y del “ahora o nunca”. Fontana no cayó en la trampa de las elecciones plebiscitarias y menos de la unilateralidad contra España y sin la complicidad de la Unión Europea. Sabía, mejor que nadie, que las secesiones sin acuerdo acontecían un baile de bastones. Por eso no firmó el manifiesto de ex-militantes del PSUC, ICV y PSC, que pedían el voto por las candidaturas independentistas.

    Fontana nos aleccionó a ser críticos con el poder establecido y aprender de las derrotas para poder ganar algún día. Tal como nos lo recuerda Bertold Brecht en los últimos versos del poema que tenía colgado en su despacho: “De pie quien esté abatido!/ Quién se sienta perdido, que luche!/ Quién podrá parar a quién conozca la verdad?/ Así que los vencidos de hoy son los vencedores de mañana/ y el nunca acontece hoy mismo.”. Con la música de Bob Dylan: los tiempos están cambiando.

    Febrero de 2019