Revista Perspectiva | 3 noviembre 2025.

El papel del Estado en la Era Digital

    01/07/2019.

    Carlos Tuya, periodista

    Jos茅 Candela, periodista

    Desde que Reagan sentenciara que el gobierno era el problema y no la soluci贸n, y se levantara la veda contra las conquistas del Pacto Social de la posguerra, las consignas de guerra del neoliberalismo han sido: reducci贸n de impuestos, particularmente a los m谩s ricos, tan discriminados los pobres; desregulaci贸n de los mercados, cautivos de la burocracia estatal; ofensiva contra las organizaciones sindicales y su fuerte poder, una r茅mora para el progreso; y disminuci贸n del tama帽o y papel del Estado, insaciable Leviat谩n devorador de recursos econ贸micos que deber铆an estar en manos de la sociedad civil. Impuestos, regulaci贸n, sindicatos y Estado, las bestias negras del neoliberalismo. La pujanza de la ofensiva hizo que incluso partidos socialdem贸cratas aceptaran, no siempre a rega帽adientes, algunas de sus premisas (Blair, Schroeder). Tras una leve recuperaci贸n inicial del crecimiento econ贸mico, m谩s especulativo que real, los resultados no acompa帽aron a las expectativas. El efecto desmoralizador y desmovilizador que generaron las privatizaciones y recortes no tard贸 en manifestarse. Finalmente, la gran crisis sist茅mica de 2008 ha supuesto la prueba emp铆rica de la insuficiencia e ineficacia de las recetas ideol贸gicas de los desconcertados defensores del capitalismo global y financiero. Perdida la confianza pol铆tica en neoliberales y socialdem贸cratas, una mayor铆a de ciudadanos expres贸 su indignaci贸n y hartazgo en movilizaciones sectoriales y globales, aunque sin direcci贸n pol铆tica, impulsando la aparici贸n de partidos populistas a derecha e izquierda. De todo esto ya se ha escrito suficiente, por lo que no hace falta insistir.[i] Lo que interesa ahora es resaltar que todo esto ocurre mientras se desarrolla ante nuestros ojos el fen贸meno m谩s impactante de la historia de la humanidad desde el Neol铆tico: la Revoluci贸n Digital, una reconfiguraci贸n sin precedentes del medio natural, econ贸mico, pol铆tico y cultural, que invalida las viejas recetas liberales y socialdem贸cratas. La suma de crisis sist茅mica del capitalismo y revoluci贸n cient铆ficot茅cnica digital es la que enmarca y condiciona los actuales conflictos sociolaborales y sus respuestas, tanto reivindicativas como pol铆ticas. Por eso, toda propuesta que no tenga en cuenta la presi贸n evolutiva de la Revoluci贸n Digital est谩 abocada a la inoperancia, la ineficiencia y, finalmente, el fracaso.

    La presi贸n evolutiva de la digitalizaci贸n

    La Revoluci贸n Digital estimula y potencia los procesos de heterocron铆a; es decir, las alteraciones en el desarrollo y funcionamiento del sistema socioecon贸mico capitalista. Su presi贸n evolutiva afecta, entre otras cosas, a la forma de crear, acceder, procesar y ejecutar la informaci贸n del sistema y, por lo tanto, su crecimiento. Por ejemplo, ha impulsado el desarrollo de la Inteligencia Artificial hasta convertirla en omnipresente, lo que unido al incremento de la potencia de computaci贸n y la formaci贸n del Big Data, permiten externalizar el cerebro humano en las m谩quinas inteligentes.[ii] El nuevo sintagma pasa de hacerlo por ti, a pensar por ti, posibilitando la paulatina colonizaci贸n de pr谩cticamente todas las 谩reas de la actividad por la robotizaci贸n y automatizaci贸n inteligentes. Los efectos en la actividad laboral resultan demoledores, principalmente por la falta de educaci贸n te贸rica y pr谩ctica de los trabajadores, a帽adiendo as铆 la nueva brecha digital a la brecha social.[iii] Por otra parte, la Revoluci贸n Digital est谩 trastocando los medios y formas de producir y distribuir la riqueza, incrementando la desigualdad cong茅nita del sistema capitalista (el 1% m谩s rico de la poblaci贸n mundial posee m谩s riqueza que el resto, seg煤n datos del Foro Econ贸mico Mundial 2015), lo que incide negativamente en el consumo interno, y pone en peligro la cohesi贸n social. A su vez, el desarrollo exponencial de la sociedad digital est谩 diluyendo las fronteras espaciotemporales en los sistemas de producci贸n, reduciendo las tradicionales mecanismos de socializaci贸n en las grandes f谩bricas, al tiempo que se ampl铆an los espacios virtuales de relaci贸n, cooperaci贸n y trabajo, y propician la aparici贸n de nuevas categor铆as de trabajadores con perfiles digitales m谩s o menos especializados, vinculados a la GigEconomy (econom铆a a demanda). Estas modalidades de actividad laboral est谩n originando una fuerte tensi贸n dial茅ctica entre trabajo y capital, al crear un grupo cada vez mayor de trabajadores desprotegidos.[iv] Todo ello evidencia la ineficacia del entramado de las actuales relaciones de producci贸n (Rp), forjadas a lo largo de las sucesivas fases de la Revoluci贸n Industrial, y constre帽idas por las limitaciones de la propiedad empresarial. El resultado es una nueva fase de colisi贸n con las fuerzas productivas (Fp), desarrolladas por la Revoluci贸n Digital, que pone en cuesti贸n la necesidad hist贸rica de la propiedad privada de los medios de producci贸n como factor de desarrollo econ贸mico, y exige la reformulaci贸n del Estado como el espacio global de socializaci贸n, bajo el principio de autogesti贸n.[v]

    Estamos, por tanto, en un periodo de transici贸n, caracterizado por la necesidad de readaptaci贸n a las potencialidades y exigencias de la Revoluci贸n Digital, con sus turbulencias, fluctuaciones, crisis, e incertidumbres. Periodo que manifiesta claramente la naturaleza del capitalismo como un sistema productivo de racionalidad limitada, que privatiza la informaci贸n para desarrollar sus mecanismos de supervivencia: apropiaci贸n, acumulaci贸n, expansi贸n. Son reglas ubicuas de una concurrencia competitiva darwinista que colapsar铆a el sistema sin la oportuna intervenci贸n homeost谩sica del Estado. Sin embargo, la memoria inmunol贸gica del sistema capitalista no funciona adecuadamente en el nuevo ecosistema de la Era Digital. Ten铆a raz贸n Sarkozy al se帽alar la necesidad de refundar el capitalismo para salvarle de s铆 mismo, lo que inmediatamente fue neutralizado por el establishment, ya que toda reformulaci贸n eficaz y eficiente supone necesariamente avanzar en su transformaci贸n. Las regulaciones salvadoras, m谩s o menos bienintencionadas, que deb铆an afrontar las sucesivas reuniones multilaterales del G20 y G8, no han logrado revertir un proceso que en la digitalizaci贸n del sistema socioecon贸mico tiende a incrementarse.[vi] El capitalismo es, pese a sus grandes realizaciones, un sistema socioecon贸mico de baja calidad y escasa racionalidad, en el que se desperdicia parte de la riqueza en un mundo con casi 800 millones de personas viviendo en la pobreza extrema. Desde el punto de vista de la entrop铆a, la empresa es una estructura disipativa (orden) en un sistema desordenado (competencia), lo que crea tendencias monopolistas (+ orden); estas, a su vez, impiden el funcionamiento 贸ptimo del sistema (- competencia). Por eso, el capitalismo es un sistema productivo desequilibrado que necesita del Estado (regulaci贸n) para mantenerse.[vii] Pero la revoluci贸n cient铆ficot茅cnica de la Era Digital crea las condiciones para su paulatina transformaci贸n en un sistema de alta calidad. Y en ese proceso el Estado juega un papel determinante.

    El papel transformador del Estado

    Pese a las resistencias del neoliberalismo y sus recetas austericidas, el Estado precisa desarrollar una actividad reguladora creciente que permita el reajuste del sistema productivo, y paliar sus da帽os colaterales (Estado de bienestar). Actividad que entra en conflicto con los presupuestos del neoliberalismo y su grito de guerra: 隆menos impuestos! 隆menos Estado!... eso si, una vez pasada las fases agudas de las crisis. El incremento de los efectos socioecon贸micos de las crisis econ贸micas, y la capacidad ciudadana de respuesta a los reajustes neoliberales, supone una fuerte presi贸n pol铆tica en favor del papel econ贸mico del Estado, y su capacidad para reducir dr谩sticamente el factor de incertidumbre (desorden) del capitalismo. Incluso los que demonizan el intervencionismo estatal, los nuevos anarcocapitalistas, no dudan en valerse de sus aparatos para la defensa del denostado sistema. Causa rubor escuchar a lideres como Trump, Salvini, Orban, Kaczy?ski, Erdogan, Bolsonaro, bramando contra los pol铆ticos globalistas y liberales, mientras se valen de los poderes ejecutivos para blindar su poder, anular la contestaci贸n social, proteger el gran capital nacional, y favorecer una quim茅rica recuperaci贸n capitalista tradicional. Desgraciadamente, la izquierda cosmopolita carece de la adecuada estrategia para responder a los desaf铆os globales de la Revoluci贸n Digital. Empezando porque no alcanza a comprender en toda su dimensi贸n el papel del Estado, m谩s all谩 de su necesaria defensa como benefactor (welfare capitalism), feliz combinaci贸n de capitalismo y democracia con servicios sociales, pero cuya supervivencia pone en peligro la misma crisis cuyos efectos que trata de paliar.

    Para analizar el papel del Estado en la Era Digital, y de qu茅 forma puede impulsar la reestructuraci贸n de la relaciones de producci贸n (Rp), e implementar soluciones transformadoras a la crisis sist茅mica del capitalismo que posibiliten el despliegue de las fuerzas productivas (Fp), necesitamos conocer c贸mo Revoluci贸n Digital se est谩 reconfigurando la realidad socioecon贸mica. Una de sus expresiones m谩s significativa, por su alcance global, son las redes sociales y plataformas basadas en Internet, un nuevo 谩mbito de socializaci贸n, tanto interpersonal como de movilizaci贸n y participaci贸n ciudadana, incluyendo la propaganda pol铆tica, en el que participan mas de 5.000 millones de usuarios en todo el mundo.[viii] Multitudes que trabajan gratis en las redes sociales a cambio de usarlas tambi茅n gratuitamente. Estos medios se integrar谩n en el llamado internet de las cosas (Internet of Things), potenciando el intercambio de informaci贸n sobre nuestros h谩bitos, y propiciando el paso de una sociedad de consumo basada exclusivamente en poseer a otra basada principalmente en utilizar y compartir. Otro poderoso efecto de las redes sociales es el efecto Facebook, un contagio emocional cuya capacidad para dirigir la toma de decisiones en los campos pol铆tico, econ贸mico, social y cultural est谩 sobradamente comprobada. Al estar las redes sociales dominadas por los GAFA (Google, Apple, Facebook y Amazon), corporaciones tecnol贸gicas cada vez m谩s poderosas y sofisticadas, convierten el nuevo empoderamiento de los ciudadanos en la forma asumida de dominaci贸n tecnol贸gico-digita, en lugar de significar una redistribuci贸n del poder social. Al ser necesarias como puerta de acceso a la biblioteca de conocimientos, imponen su quid pro quo: gratuidad a cambio de informaci贸n. El objetivo es el individualismo conectado consumista que facilite la autoexplotaci贸n. Se trata de una especie de ciberfeudalismo donde las prestaciones gratuitas de las redes sociales se ofrecen a cambio de datos, el nuevo petr贸leo de la econom铆a digital.

    Dicho lo cual, no conviene perder de vista que redes sociales valen tanto para que ONGs salven vidas como para quitarlas (fan谩ticos religiosos, bandas criminales). Su poderosa capacidad de autoorganizaci贸n ha permitido grandes movilizaciones globales como las primaveras 谩rabes (2010), Occupy Wall Street (2011), o el movimiento feminista MeToo (2017). Pero tambi茅n incidir negativamente en procesos electorales (EE.UU., Francia), refer茅ndums como el Brexit, o la difusi贸n de noticias falsas (fake news).[ix] Por todo ello, y debido a la facilidad para ser controlados y manipulados en nuestra actividad virtual, es urgente legislar sobre los algoritmos que toman decisiones que afectan a la vida personal e inciden en la realidad pol铆tica. Aqu铆 el papel del Estado y las organizaciones supranacionales, como la ONU y la UE, es fundamental. Pero la regulaci贸n en el mundo ubicuo de Internet es problem谩tica, y a todas luces insuficiente. La verdadera garant铆a de que se respete la intimidad de los usuarios, y no puedan ser manipulados, es que las redes sociales sean un servicio p煤blico y no propiedad de grandes corporaciones. El Estado debe actuar como agente econ贸mico dinamizador y acometer las tareas vinculadas a los servicios p煤blicos que exige el desarrollo de la sociedad de la informaci贸n. Uno de los campos estrat茅gicos es el de los servicios digitales a la ciudadan铆a, que garanticen el acceso universal, libre y gratuito a Internet mediante la creaci贸n de una nube p煤blica; que permitan a las administraciones publicas controlar la gesti贸n del Big Data; que promocionen el conocimiento inform谩tico desde la escuela; que protejan la seguridad y neutralidad en las redes sociales; que ofrezcan servicios y aplicaciones gratuitas en la nube, etc. Supondr铆a la ampliaci贸n del concepto de servicio p煤blico en la Era Digital, y contribuir铆a a revertir la brecha digital, un d茅ficit a帽adido a la creciente desigualdad. Desde un punto de vista estrat茅gico, la creaci贸n de una suerte de Centro Nacional Digital, basado en la supercomputaci贸n, la Inteligencia Artificial, y el procesamiento del Big Data relacionado con la actividad econ贸mica, que permita, en base a los patrones de consumo y las previsiones de comportamiento macroecon贸mico extra铆dos de la informaci贸n global del sistema, la elaboraci贸n de un programa-marco que racionalice y optimice la actividad econ贸mica, en la perspectiva de una futura planificaci贸n cient铆fica.

    La sociedad digital y el empleo

    Sin duda, el efecto m谩s disruptivo e inmediato de la Revoluci贸n Digital es su impacto sobre el empleo. Ante la aplicaci贸n cada vez m谩s extendida de la automatizaci贸n y robotizaci贸n inteligentes se est谩 configurando un escenario desconocido, que trasciende el anterior uso de m谩quinas aut贸nomas, y pone en cuesti贸n la reposici贸n cl谩sica de empleo mediante la creaci贸n de nuevas empresas, tal como teoriz贸 Schumpeter (destrucci贸n creativa).[x] Hay estimaciones muy distintas, desde la p茅rdida de聽 800 millones en 2030, seg煤n el Informe MacKinsey Global Institute, de 2017 hasta un super谩vit de 1,2 millones de empleos que Randstad Research vaticina se crear谩n en Espa帽a.[xi] Sea cual sea finalmente el ritmo y nivel de sustituci贸n, no olvidemos que en la Era Digital el desarrollo pasa de ser lineal (agricultura) y progresivo (industria) a exponencial, lo que invalida los paradigmas de cambio socioecon贸mico anteriores. 聽En cualquier caso, ya nadie duda que los trabajos nuevos ser谩n muy diferentes a los que se destruyen, lo que genera no solo un problema de desocupaci贸n sino de inempleabilidad. Si nos fijamos en los sectores productivos donde la incidencia de la digitalizaci贸n est谩 m谩s avanzada, como son las telecomunicaciones e industrias de comunicaci贸n y ocio, comprobamos que la econom铆a digital genera flexibilidad de producci贸n, potencia los trabajos en red, reduce los costos, y generaliza el uso de la informaci贸n. Eso explica, en gran medida, la colonizaci贸n por las tecnolog铆as de la informaci贸n y la comunicaci贸n (TIC) de cada vez mayores sectores econ贸micos (comercio minorista, manufactura, edici贸n, publicidad, video, cine, investigaci贸n salud, educaci贸n, ocio). El informe Future of Jobs 2018 muestra el nivel de adopci贸n de tecnolog铆a digital en la industria:

    Aprendizaje autom谩tico, 87%.

    An谩lisis de grandes datos de usuarios y entidades, 84%.

    Internet de las cosas (IoT), 82%.

    Computaci贸n en la nube, 76%

    Mercados habilitados para aplicaciones y web, 76%.

    Transporte aut贸nomo, 74%.

    Nuevos materiales, 71%.

    Realidad aumentada y virtual, 71%.

    Comercio digital, 68%.

    Electr贸nica ponible (Wearables), 61%.

    Impresi贸n 3D 61, %.

    Encriptaci贸n, 58%.

    Robots estacionarios, 53%.

    Robots terrestres no humanoides, 42%.

    Blockchain, 32%.

    Computaci贸n cu谩ntica, 29%.

    Robots humanoides, 29%.

    Biotecnolog铆a, 18%.

    Robots a茅reos y submarinos, 18%.

    A todo esto, debemos a帽adir un fen贸meno incipiente de enorme potencial: las impresoras 3D y 4D (permite crear materiales biol贸gicos programables capaces de cambiar de forma y propiedades), cuya actividad ya est谩 presente en 谩reas como alimentaci贸n, joyer铆a, calzado, dise帽o, arquitectura, ingenier铆a, construcci贸n, automoci贸n, sector aeroespacial, industrias m茅dicas y farmac茅uticas, educaci贸n, ingenier铆a civil, etc. Su impacto, aunque todav铆a incipiente, puede llegar a convertir la impresi贸n 3D y 4D en el meteorito que cambie radicalmente el ecosistema productivo capitalista, transformando gradualmente los procesos productivos y las relaciones de producci贸n en numerosos sectores, con las implicaciones sociopol铆ticas que puede llegar a tener. En todo caso, estamos ante un fen贸meno imparable que ya est谩 suponiendo una transformaci贸n profunda en las relaciones de producci贸n capitalistas, y que puede suponer un cambio de fase en el sistema socioecon贸mico de incalculables consecuencias.

    En la Era Digital la actividad productiva girar谩 en torno el eje trabajador especializado-m谩quina inteligente, un binomio din谩mico donde la Inteligencia Artificial forzar谩 la continua actualizaci贸n del trabajador, restringido cada vez m谩s a las 谩reas donde prima la creatividad y las relaciones sociales. Un trabajo, por lo tanto, radicalmente distinto al fordista de la Revoluci贸n Industrial: fijo, localizado, m谩s o menos estable, jerarquizado, reglamentado, especializado, mon贸tono y repetitivo. Por contra, en la Era Digital ser谩 flexible, de ciclo corto, conectado, cualificado, con formaci贸n continua, creativo y emp谩tico. Esta paulatina transformaci贸n del trabajo, unido a la r谩pida destrucci贸n de empleo y lenta reposici贸n de nuevos, junto a la presi贸n de la obsolescencia cognitiva profesional a que se ven sometidos los trabajadores, est谩 agudizando los efectos perversos del capitalismo: aumento de la desigualdad, precariedad y temporalidad laboral, desempleo de larga duraci贸n, exclusi贸n social, inseguridad, y cronificaci贸n de la pobreza, lo que hace social y laboralmente insoportable las enormes brechas econ贸micas, e inadmisible el dominio de las grandes corporaciones tecnol贸gicas. Por todo ello, el Estado deber谩 jugar un papel cada vez mayor en el campo de la educaci贸n y las prestaciones sociales, garantizando, entre otras cosas la formaci贸n continuada, y una renta m铆nima asegurada (RMA) o renta garantizada de ciudadan铆a (RGC).[xii]

    Transformaciones estatales, soluciones globales

    La Revoluci贸n Digital ha propiciado no solo la formaci贸n de grandes corporaciones tecnol贸gicas que monopolizan la informaci贸n y el acceso a las redes, lo que les otorga un poder de control y manipulaci贸n inaceptable, sino que este poder resulta incompatible con la libertad de elecci贸n, decisi贸n y realizaci贸n personal. Su dominio interfiere en la legitimidad democr谩tica, como un Gran Hermano cuyo ojo habita en la nube. Para enfrentar estas nuevas formas de dominaci贸n es necesario que el Estado act煤e como agente econ贸mico. Un Estado impulsor, regulador, coordinador y socializador de la actividad productiva, en el horizonte de un nuevo sistema socioecon贸mico basado en la concurrencia cooperativa, la solidaridad, y la libre realizaci贸n personal. No se trata de impedir o frenar el desarrollo de la Revoluci贸n Digital, algo por otra parte imposible, sino de encauzarla en provecho de la mayor铆a. Para ello contamos con las poderosas herramientas del voto y el algoritmo. Voto para fortalecer y desarrollar el Estado Social y democr谩tico de Derecho, ampliando el control democr谩tico de la ciudadan铆a con la institucionalidad de formas de democracia participativa, deliberativa y directa; algoritmo para poner al servicio del inter茅s com煤n la potencia productiva de la Revoluci贸n Digital.

    Se trata de un proyecto de futuro que se construye en el presente, desde el conocimiento de las din谩micas evolutivas de la Era Digital, y basado en las condiciones concretas de cada pa铆s. Sin caer en veleidades fantasiosas y voluntaristas que suelen terminar en fracaso. Empezando por valorar las posibilidades reales de actuaci贸n del Estado nacional en un mundo globalizado, donde las peque帽as naciones solo pueden defender sus intereses integradas en estructuras supranacionales como la Uni贸n Europea, hoy por hoy una instituci贸n de corte liberal, a medio camino entre Uni贸n pol铆tica y 脕rea de libre comercio, lo que condiciona fuertemente sus facultades. En ese sentido, hay que contar con las limitaciones que el Estado tiene para trazar pol铆ticas sociales, tanto por la extensi贸n e intensidad alcanzada por la globalizaci贸n, como por su pertenencia a la Uni贸n Europea. Limitaciones que no se superan abandonando la UE, lo que supondr铆a el suicidio como naci贸n, expuesta al poder de los mercados financieros sin m谩s recursos de defensa que los propios. De hecho, ninguno de los gobiernos euroesc茅pticos se plantea ya, como anta帽o, la salida de la UE. De ah铆 que las fuerzas transformadoras necesiten consensuar las pol铆ticas que defender en el Parlamento europeo, la Comisi贸n y el Consejo, a fin de ampliar la capacidad de actuaci贸n fiscal, eliminando los refugios paralegales que permiten la evasi贸n y el blanqueo de capitales, imprescindible para afrontar las pol铆ticas sociales del Estado, as铆 como trazar sendas para satisfacer las necesidades energ茅ticas y de suministros comunes, basadas en la primac铆a de lo p煤blico. Desde el punto de vista pol铆tico, los problemas sociales, culturales y pol铆ticos, comunes a la Uni贸n Europea, aconsejan crear una amplia coalici贸n parlamentaria entre el espectro socialista, el bloque transformador de izquierdas en el sur, y los verdes del norte y el centro.

    Para cumplir su papel en la Era Digital el Estado necesita ampliar su holgura financiera, constre帽ido por los l铆mites que impone la libre circulaci贸n de capitales, las necesidades del comercio y la inversi贸n global. Tanto la globalizaci贸n como la pertenencia a la Uni贸n Europea hacen muy peligroso el d茅ficit presupuestario, pues el endeudamiento puede terminar, como en la 茅poca del PP de Aznar, con la venta de patrimonio p煤blico, bancos, telecomunicaciones, energ茅ticas, incluso suelo.[xiii] Por otra parte, la industrializaci贸n a trav茅s de inversiones p煤blicas est谩 totalmente vetada por la doctrina neoliberal dominante en la Uni贸n Europea, no as铆 las ayudas para iniciativas en cooperativas y empresas. Es un campo a explorar, siempre que se solventen los problemas de financiaci贸n y organizaci贸n corporativa, y se dise帽en mecanismos de garant铆a para blindar el fin social de los fondos y ayudas que se otorguen. Bien gestionada, la actividad estatal puede servir a modo de proyecto piloto para una de las innovaciones m谩s revolucionarias en el Estado del Bienestar, introduciendo, entre otras cosas, sistemas de organizaci贸n participativa, en el horizonte de la autogesti贸n, que garanticen la calidad de los servicios as铆 como la necesaria innovaci贸n.[xiv]

    Un terreno inexplorado, pero con gran potencial para la acci贸n p煤blica del Estado, es la evoluci贸n hacia una econom铆a verde, lo que se conoce en los pa铆ses anglosajones como New Green Deal, recogido en el programa de los Verdes Europeos. La conversi贸n verde de amplios sectores econ贸micos es un instrumento magn铆fico para desarrollar nuevas actividades econ贸micas mediante financiaci贸n p煤blica, con base cooperativa, o incorporando pymes a conglomerados donde los sindicatos tengan voz y los trabajadores voto. Otro campo es el desarrollo de la Econom铆a Social, un sector orientado al bien com煤n que tuvo una importante implantaci贸n, especialmente en Euskadi y el Pa铆s Valenci脿, hasta el par贸n provocado por la gesti贸n del segundo mandato de Aznar, la complacencia de Rodr铆guez Zapatero con la burbuja, y la gesti贸n de la crisis por Rajoy.[xv] Hay que volver a recuperar las experiencias de los a帽os noventa, limpiarlas de las fantas铆as que costaron mucho dinero a los cooperativistas sin capital propio, y poner el 茅nfasis en que la calidad total del servicio sea mantenida, dentro de unas limitaciones econ贸micas razonables. Cualquiera de estas pol铆ticas necesita una transformaci贸n radical del sistema educativo que lo haga m谩s igualitario y eficaz socialmente: inyectando dinero en la investigaci贸n universitaria, aprovechando las sinergias con los sistemas p煤blicos del bienestar, y una reforma radical de la FP para adaptarla a las nuevas tecnolog铆as de todo tipo, y atender las necesidades pr谩cticas de la sociedad. Todo lo cual supone acercar los est谩ndares del sector p煤blico a la media europea, aumentando el presupuesto nacional en 6 puntos del PIB (pasar del 34% al 40%), que permitan ampliar las 谩reas de socializaci贸n del Estado de Bienestar, que en Espa帽a supone solo el 20,2% del PIB, muy por debajo del 27% promedio de la UE,.[xvi] Con el correlato necesario de una Reforma Fiscal que recupere el esp铆ritu de la que se llev贸 a cabo tras la Transici贸n Democr谩tica, desgraciadamente descafeinada posteriormente.[xvii] Reforma Fiscal adaptada a las nuevas realidades empresariales, sociales y tecnol贸gicas, que contemple, entre otras medidas, el impuesto sobre las fortunas y sucesiones; un gravamen espec铆fico a las grandes rentas, particulares y corporativas, sin superar los est谩ndares europeos para evitar la evasi贸n; impuestos verdes y tecnol贸gicos; y el famoso Impuesto sobre Transacciones Financieras (ITF), en l铆nea con la Directiva de la Comisi贸n Europea (febrero de 2013), 煤nico medio de controlar los movimientos de capitales, y reducir la velocidad de las mismas, haciendo m谩s viable su inspecci贸n.

    Democracia econ贸mica y socialismo

    Para terminar, es necesario hacer hincapi茅 en un hecho fundamental: la reorganizaci贸n del sistema productivo bajo la presi贸n evolutiva de la Revoluci贸n Digital afecta al n煤cleo de la propiedad empresarial, por lo que solo puede resolverse alterando las relaciones de poder en la empresa mediante la autoorganizaci贸n de los trabajadores. Una forma es implementando la democracia econ贸mica mediante la autogesti贸n de lo p煤blico y la cogesti贸n 隆vinculante! en lo privado. Se romper铆a as铆 tanto el dominio absoluto empresarial como el control burocr谩tico estatal. Pero este es un tema que, por su enjundia, merece un estudio m谩s detallado. Lo que interesa resaltar ahora es que la Revoluci贸n Digital, cuya racionalidad se basa en el procesamiento del Big Data mediante la Inteligencia Artificial, elimina la necesidad del capitalismo y posibilita su desbordamiento mediante la planificaci贸n cient铆fica de la econom铆a y la regulaci贸n democr谩tica del mercado en el espacio global de la Uni贸n Europea.[xviii] La implementaci贸n y desarrollo de la Revoluci贸n Digital no puede quedar exclusivamente en manos empresariales, ya que presupone un cambio radical en las relaciones de producci贸n (Rp) que afecta al ideologema burgu茅s de propiedad. Tanto m谩s cuanto que la Revoluci贸n Digital supone una fuerte asimetr铆a en la detentaci贸n del poder de negociaci贸n. Este es uno de los grandes retos que el sindicalismo debe afrontar para seguir siendo la gran fuerza organizada de los trabajadores que les permita intervenir y condicionar el desarrollo de la Revoluci贸n Digital. Porque, no nos enga帽emos: o lo trabajadores controlan el desarrollo e implementaci贸n de la Revoluci贸n Digital, o esta terminar谩 devor谩ndolos.

    Si somos capaces de transformar el sistema socioecon贸mico para que las fuerzas productivas se desarrollen plena y racionalmente en la Era Digital, se inaugurar谩 un nuevo periodo hist贸rico donde la cohabitaci贸n hombre-m谩quina permitir谩 realizar, finalmente, el viejo sue帽o socialista: de cada cual seg煤n sus capacidades, a cada cual seg煤n sus necesidades. No fue posible en el siglo XX de la Revoluci贸n Industrial, tal vez lo sea en el Siglo XXI de la Revoluci贸n Digital. Se trata de una tarea dif铆cil por in茅dita, plagada de inc贸gnitas, necesariamente gradual, aunque con un desarrollo exponencial, que solo puede abordarse con el apoyo ampliamente mayoritario y participativo de los trabajadores, due帽os, finalmente, de su destino.

    NOTAS

    [i] Ver: Fernando Vallesp铆n y M谩riam Mart铆nez-Bascu帽谩n. Populismos. Alianza, 2017; Carlos Tuya. La sinraz贸n populista. Amazon, 2016.

    [ii] Los data generados en el sistema socioecon贸mico crecen continuamente, y ya forman parte cada vez m谩s importante de toda la actividad productiva. Por ejemplo, la empresa Dell calcula que en 2020 se almacenar谩n en la nube unos 44 zettabytes (44 trillones de gigas).

    [iii] Debido a ello no solo es de esperar el surgimiento de formas de neoludismo, sino que la nueva configuraci贸n de la relaci贸n entre las habilidades mentales y el trabajo tradicional frenar谩 los procesos de inversi贸n, que son los que generan el beneficio (Kandiski, 1967), al abaratar los procesos industriales fordistas. El resultado podr铆a ser un semi-estado estacionario, con tasas de ganancias cercanas a cero, y exasperaci贸n del capitalismo especulativo, tal como se帽ala Piketty y en economistas cr铆ticos con la gesti贸n de 2008, algunos de ellos antiguos t茅cnicos del FMI.

    [iv] Una manifestaci贸n de esta dial茅ctica es el caso de los falsos aut贸nomos, que esconden una relaci贸n puramente laboral, sujetos a un horario y al cumplimiento de unas normas similares a las que rigen para los trabajadores por cuenta ajena, pero si su protecci贸n; o los trabajadores aut贸nomos econ贸micamente dependiente (TRADE), figura creada para proteger a aquellos aut贸nomos que trabajan pr谩cticamente en exclusiva para un solo cliente.

    [v] El Estado que se corresponde a la globalizaci贸n est谩 en proceso de configuraci贸n, y las instancias supranacionales como G7, G20, etc. no son precisamente democr谩ticas. Las corporaciones son los condados de un neofeudalismo, y los tecn贸logos su caballer铆a. Por otra parte, como se帽ala el economista e historiador franc茅s, Charles Bettelheim (1913-2006), el alcance real de la propiedad estatal depende de las relaciones reales existentes entre la masa de los trabajadores y el aparato estatal. Si este aparato est谩 verdadera y concretamente dominado por los trabajadores (en lugar de hallarse sobre 茅stos y de dominarlos), la propiedad estatal es la forma jur铆dica de la propiedad social de los trabajadores. (Bettelheim, 1979).

    [vi] Las grandes empresas tecnol贸gicas tienen pocos contrapesos, y el principal de ellos, el Estado, se est谩 debilitando debido a desregulaci贸n liberal promovida por la globalizaci贸n econ贸mica. El siguiente cuadro, elaborado por statista, el portal de estad铆sticas, muestra el gasto en lobbies de las grandes corporaciones en Bruselas, lo que no ha evitado fuertes multas en el caso de Google, aunque claramente insuficientes.

    [vii] Las estructuras disipativas son islas de orden en un oc茅ano de desorden. (I. Prigogine)

    [viii] Solo Facebook, engloba m谩s de 2.000 millones de personas, a las que hay que a帽adir WhatsApp, Signal, Messenger, Telegram, Snapchat, Skype, Wire, Tumblr, Twitter, YouTube, Instagram, Linkedin, y Pinterest.

    [ix] Un estudio de la ONU alert贸 del reclutamiento de 35.000 terroristas en 100 pa铆ses, el ISIS activ贸 3.000 cuenta en 2016 pata difundir en las redes el atentado de Niza, y Twitter suprimi贸 300.000 cuentas de publicaciones extremistas en 2017.

    [x] Joseph Schumpeter (1883-1950) fue un destacado economista austro-estadounidense, al que se debe el concepto de destrucci贸n creativa. En su obra Capitalismo, socialismo y democracia (1942) lo formula de la siguiente manera: El proceso de mutaci贸n industrial 鈥 revoluciona incesantemente la estructura econ贸mica desde dentro, destruyendo constantemente las estructuras antiguas, creando constantemente nuevas鈥 Este proceso de destrucci贸n creativa es la esencia del capitalismo.

    [xi] Por su parte, el Foro Econ贸mico Mundial calcula que la automatizaci贸n y la Inteligencia Artificial supondr谩n en cinco a帽os la p茅rdida de 7,1 millones de empleos en las 15 econom铆as m谩s desarrolladas, mientras que solo se crear谩n 2 millones. Por su parte, un estudio sobre la informatizaci贸n de los empleos europeos de Jeremy Bowles (Think Tank Bruegel), llega a la conclusi贸n de que en una o dos d茅cadas se podr铆a ver afectado entre un 40 y un 60% de la fuerza laboral europea; Espa帽a podr铆a llegar a perder el 55,3 % de su empleo. Hay m谩s estudios, como el realizado en 2013 por Carl Benedickt Frey y Michael A. Osborne, de la Universidad de Oxford, donde se sugiere que el 47% de los empleos totales del mercado laboral estadounidense (unos 64 millones) podr铆an automatizarse en una o dos d茅cadas.

    [xii] Existen distintas propuestas, cuya viabilidad depender谩 de los recursos del Estado y de la voluntad pol铆tica. Para un estudio sobre el tema ver: Juan Torres L贸pez. Renta b谩sica. 驴Qu茅 es, cu谩ntos tipos hay, c贸mo se financia y qu茅 efectos tiene? Deusto, 2019.

    [xiii] El suelo urbano y su delimitaci贸n es una herramienta que la actual correlaci贸n en la UE permite utilizar para pol铆ticas sociales; pero para ello se聽 necesita definir mejor la extensi贸n de la Constituci贸n que cubra el bien com煤n: en esa l铆nea se deber铆a desarrollar una l铆nea de inversiones municipales en vivienda social de alquiler para cubrir el d茅ficit actual, calculado en dos millones de viviendas, para lo cual se necesitar铆a una financiaci贸n del 2% del presupuesto nacional durante cerca de 20 a帽os; aunque la citada financiaci贸n se cubrir铆a con los alquileres y, cualquier gobierno con voluntad de hacerlo, podr铆a f谩cilmente presentar un plan a Bruselas, que ser铆a aprobado.

    [xiv] La autogesti贸n es un mecanismo de gesti贸n de la empresa y la producci贸n, que tiene que ver con la organizaci贸n social de la divisi贸n del trabajo y con las opciones de comprensi贸n del proceso productivo que la tecnolog铆a permite a las personas, condicionado a las habilidades y conocimientos de las propias personas involucradas. Est谩 directamente correlacionada con conceptos tales como el grupo, el liderazgo y la confianza mutuas.

    [xv] La Econom铆a Social es una forma de producir que integra los siguientes valores: primac铆a de las personas y del objeto social sobre el capital; organizaci贸n y cultura empresarial con vocaci贸n de gesti贸n participativa y democr谩tica; conjunci贸n de los intereses de los miembros usuarios y del inter茅s general; defensa y aplicaci贸n de los principios de solidaridad y responsabilidad; autonom铆a de gesti贸n e independencia respecto a los poderes p煤blicos; aplicaci贸n de la mayor parte de los excedentes a la consecuci贸n de objetivos a favor del inter茅s general, el inter茅s de los miembros y el desarrollo sostenible. (Ver: www.cepes.es).

    [xvi] Ver: Vicen莽 Navarro. El Estado de Bienestar en Espa帽a. Tecnos, 2004.

    [xvii] Todas las modificaciones al dise帽o inicial de Fern谩ndez Ordo帽ez restaron eficacia recaudadora e inspectora al sistema fiscal de la democracia.

    [xviii] El mercado es un logro de la civilizaci贸n, que culmina con el capitalismo. Este se apropia de sus mecanismos intentando poner toda la vida social bajo su tutela (Polanyi), evitando que ninguna actividad pueda escapar a los requerimientos de la acumulaci贸n de capital. El mito de los mercados autorregulados surge en el siglo XIX, y se deriva de una extensi贸n abusiva del liberalismo smithiano, bajo la tutela de las falacias matem谩ticas de Pareto y Wallras. En el ultimo tercio del siglo XX, el capitalismo desarrollado lo resucita para expandirse, y ocultar bajo ese velo ideol贸gico la realidad de las grandes corporaciones, las cuales compiten buscando ventajas monopolistas (competitivas).

    Madrid, 1 de Julio de 2019