Revista Perspectiva | 21 noviembre 2024.

Sin seguridad no hay libertad

    22/05/2020. Javier Ojer, periodista, policía foral, sindicalista

    INDICE

    1) Qué es la Seguridad Ciudadana

    1.- LO 4/2015

    2.- CONSTITUCIÓN

    3.- LO FCS 2/86: somos los garantes del ejercicio de la libertad y los derechos de la ciudadanía

    2) La primera de todas las fuerzas que dirige el mundo es la mentira

    1.- Jean Francois Revel, 1989, EL CONOCIMIENTO INÚTIL

    2.- Libertad de Expresión, artículo 20 CE

    3.- Libertad frente a la Seguridad

    3) España es un país pesimista

    4) ¿Hacia dónde vamos como sociedad?

     

    1) ¿Qué es la Seguridad Ciudadana?

    1.- Constitución Española

    Artículo 104.1  

    Las Fuerzas y Cuerpos de seguridad, bajo la dependencia del Gobierno, tendrán como misión proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana.

    Artículo 149.1.29

    El Estado tiene competencia exclusiva sobre las siguientes materias:

    29.ª Seguridad pública, sin perjuicio de la posibilidad de creación de policías por las Comunidades Autónomas en la forma que se establezca en los respectivos Estatutos en el marco de lo que disponga una ley orgánica.

    Posteriormente, la doctrina y la jurisprudencia han venido interpretando, con matices, estos dos conceptos como sinónimos, entendiendo por tales la actividad dirigida a la protección de personas y bienes y al mantenimiento de la tranquilidad ciudadana.

    2.- Ley Orgánica 4/2015 de Protección de la Seguridad Ciudadana

    La seguridad ciudadana es la garantía de que los derechos y libertades reconocidos y amparados por las constituciones democráticas puedan ser ejercidos libremente por la ciudadanía y no meras declaraciones formales carentes de eficacia jurídica. En este sentido, la seguridad ciudadana se configura como uno de los elementos esenciales del Estado de Derecho. Preámbulo de la Ley Orgánica 4/2015 de Protección de la Seguridad Ciudadana.

    La Constitución Española de 1978 asumió el concepto de seguridad ciudadana (artículo 104.1), así como el de seguridad pública (artículo 149.1.29.ª). Posteriormente, la doctrina y la jurisprudencia han venido interpretando, con matices, estos dos conceptos como sinónimos, entendiendo por tales la actividad dirigida a la protección de personas y bienes y al mantenimiento de la tranquilidad ciudadana.

    Para garantizar la seguridad ciudadana, que es una de las prioridades de la acción de los poderes públicos, el modelo de Estado de Derecho instaurado por la Constitución dispone de tres mecanismos: un ordenamiento jurídico adecuado para dar respuesta a los diversos fenómenos ilícitos, un Poder Judicial que asegure su aplicación, y unas Fuerzas y Cuerpos de Seguridad eficaces en la prevención y persecución de las infracciones.

    Ya si nos vamos al artículo 1 de esta Ley Orgánica leemos lo siguiente:

    La seguridad ciudadana es un requisito indispensable para el pleno ejercicio de los derechos fundamentales y las libertades públicas, y su salvaguarda, como bien jurídico de carácter colectivo, es función del Estado, con sujeción a la Constitución y a las Leyes.

    3.- LO FCS 2/86: somos los garantes del ejercicio de la libertad y los derechos de la ciudadanía

    Artículo primero.

    La Seguridad Pública es competencia exclusiva del Estado. Su mantenimiento corresponde al Gobierno de la Nación.

    Las Comunidades Autónomas participarán en el mantenimiento de la Seguridad Pública en los términos que establezcan los respectivos Estatutos y en el marco de esta Ley.

    Las Corporaciones Locales participarán en el mantenimiento de la seguridad pública en los términos establecidos en la Ley Reguladora de las Bases de Régimen Local y en el marco de esta Ley.

    El mantenimiento de la Seguridad Pública se ejercerá por las distintas Administraciones Públicas a través de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. 

    Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, estatales, autonómicas y locales tienen el deber y la obligación de velar porque la ciudadanía pueda ejercer libremente sus derechos en plena libertad, de acuerdo a lo establecido en las Leyes.

    2) La primera de todas las fuerzas que dirige el mundo es la mentira.

    1.- Jean Francois Revel, 1989, EL CONOCIMIENTO INÚTIL.

    Ésta es la segunda idea que quiero traer a colación. Ya en Primero de Carrera nos invitaron amablemente a leer y escribir una reseña sobre este libro. Un ensayo de uno de los periodistas y estudiosos de la información más conocidos en Europa, Jean Francois Revel.

    El libro, EL CONOCIMIENTO INÚTIL, puso ya el acento de la información o lo que desde hace poco se denomina FAKE NEWS hace más de 30 años. Ya por aquel entonces se decía y vivíamos e íbamos a vivir cada vez más en la era de la información. Nunca tantos hombres y mujeres han tenido acceso a tal masa de informaciones, y, en términos generales, de conocimientos. Nunca la comunicación ha sido tan abundante, tan rápida y tan omnipresente. Así pues, teóricamente, nunca desde los orígenes de la humanidad, quienes toman las decisiones políticas, económicas, sociales y culturales han trabajado en mejores condiciones.

    La opinión pública dispone de todos los elementos necesarios para poder juzgar a sus dirigentes y para orientarse. Por consiguiente, el mundo debería estar mejor que nunca. Pero todos sabemos que en muchos aspectos no es así. ¿Por qué?

    Pregunta crucial. No nos faltan conocimientos, pero ¿queremos utilizarlos? Revel ya escribía entonces que el siglo XXI sería la época en la que la información constituirá el elemento central de la civilización. Qué duda cabe que hoy tenemos más acceso a la información que nunca. Y esta frase se quedará obsoleta antes de que acabe mi intervención, puesto que se están inventando ahora mismo nuevas aplicaciones para esos engendros de la falta de libertad y el control que conocemos como Smart-phones. Tenemos más información como ciudadanos. Los que mandan manejan más información que antes. ¿Somos mejores, somos más libres, estamos más controlados, estamos más seguros…?

    Tenemos esa sensación de ser más libres porque tenemos más acceso a la información a través de esos ordenadores personales que, entre otras cosas, a veces usamos para llamar por teléfono. Verdaderos VIGILANTES de nuestros movimientos que, sin saberlo, nos controlan todas y cada una de nuestras actividades. Controlan nuestros movimientos, nuestros gustos, los momentos en los que viajamos, los que estamos quietos, nuestras búsquedas en las redes, nuestra geo-posición, incluso, a más de uno le habrá pasado, tras conversaciones determinadas nos comienzan a aparecer en nuestro terminal publicidad relacionada con éstas. En resumen, un MONSTRUO QUE VIENE A VERNOS A TODAS LAS HORAS. 

    2.- Libertad de Expresión, artículo 20 CE

    Hablamos de LIBERTAD en el sentido más amplio, y aquí, por mi querencia al periodismo, he querido centrarla en la LIBERTAD DE INFORMACIÓN, en el DERECHO A LA INFORMACIÓN, en la LIBERTAD DE EXPRESIÓN, recogida en el Artículo 20 de la Constitución Española.

    Artículo 20

    Se reconocen y protegen los derechos:

    a) A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.

    b) A la producción y creación literaria, artística, científica y técnica.

    c) A la libertad de cátedra.

    d) A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión. La ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de estas libertades.

    ¿Dónde está la frontera, la línea roja entre la LIBERTAD y la SEGURIDAD CIUDADANA O SEGURIDAD PÚBLICA…? Yo lo tengo muy claro. Mi libertad acaba donde empieza la del otro. Esto es como no decir mucho, pero en el fondo sí que tiene mucho sentido.

    No me corresponde a mi establecer dónde empieza una y dónde acaba otra. De eso saben mucho más los juristas y los jueces, pero lo que está claro es que la LIBERTAD en sentido amplio no está justificada al margen de la ley. De alguna manera es necesario acotarla, porque la LIBERTAD, ya sea de información, de expresión, de movimientos, de creación de empresas, de lo que se quiera, debe estar enmarcada en un perímetro del que todos formemos parte y del que conozcamos las reglas de antemano.

    Un ejemplo que me toca de cerca. De un tiempo a esta parte nos desayunamos diariamente con noticias en todos los medios de comunicación tradicionales (prensa, radio, televisión) con noticias sobre “sucesos” o hechos delictivos que se producen en nuestro entorno. Muchas veces la información que se ofrece al consumidor de noticias es tal que entra en discusión con la propia LIBERTAD de las personas implicadas en esos hechos, ya sean las víctimas o los presuntos culpables. El ansia de algunos responsables de comunicación de los cuerpos policiales, quizás empujados por sus responsables políticos, hace que se filtre a la prensa informaciones delicadas que, incluso en muchos casos, llegan a las portadas de los medios antes que a los juzgados correspondientes.

    Casos en la prensa que han tenido su correspondiente reprimenda, cuando menos, por parte de algunos jueces por lo que consideran, y yo creo de manera muy fundada, una revelación de secretos. LIBERTAD DE INFORMACIÓN, frente a la INSEGURIDAD JURÍDICA a la que se ven sometidas las personas afectadas.

    Y si hablamos de la PRENSA como el CUARTO PODER, podemos estar de acuerdo en que ahora mismo, en la España o el mundo del año 2020 el PERIODISMO como Profesión está en decadencia por la INTROMISIÓN ESCANDALOSA de los usuarios de las REDES SOCIALES. Ahora todo el mundo es capaz de publicar en VIVO Y EN DIRECTO cualquier hecho que sucede a su alrededor. ¿ES IMPORTANTE SU VERACIDAD O NO…? Pues a mi entender esa es la principal diferencia entre quien es PERIODISTA de verdad, con su formación y el contraste de la información, y el que se arroja esta profesión por el mero hecho de DECIR ALGO EN LAS REDES SOCIALES. 

    3.- Libertad frente a la Seguridad

    En artículo 1 de la Constitución Española se dice que:

    España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.

    Está claro que las sociedades democráticas lo son porque gozan, entre otros valores superiores, de la LIBERTAD DE SUS CIUDADANOS Y CIUDADANAS. Lo que he comentado antes, sin SEGURIDAD no hay LIBERTAD.

    3) España es un país pesimista

    En noviembre de 1985 la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó una declaración de Principios Básicos sobre las Víctimas de los Delitos. Su punto primero dice así: “La palabra víctima se refiere a las personas que, ya sea de forma individual o colectiva, han sufrido algún daño, incluyendo las lesiones físicas o mentales, el sufrimiento emocional, la pérdida económica o una violación de sus derechos fundamentales, a través de actos u omisiones que conculcan las leyes penales”.

    Aunque siempre existe cierta probabilidad (generalmente pequeña) de ser víctima de un delito, el miedo al delito y el grado en que se percibe inseguridad, no parecen guardar una relación directa y unívoca con la probabilidad real de delito. Por ejemplo, en una encuesta internacional de victimización, del año 2000, en que se analizaron, entre otros, distintos países europeos, en el que cada país está representado a partir de dos datos: porcentaje de personas victimizadas (habitualmente, cuando están fuera de casa), y porcentaje de quienes expresan sentirse inseguros fuera de su casa.

    Existen países que podrían denominarse “realistas” (Francia, Suiza e Inglaterra), en los que sus ciudadanos muestran un considerable equilibrio entre las tasas de victimización experimentadas (el riesgo real, podríamos decir) y sus percepciones de inseguridad; países calificables como “optimistas” (Suecia y Países Bajos), en que la percepción de inseguridad es inferior al índice real de victimización; y países “pesimistas” (Portugal y, especialmente, España), en que la percepción de inseguridad es muy superior a sus índices fácticos de victimización.

    En el caso de España, aun teniendo una de las tasas de victimización más bajas de Europa (19%), su índice de inseguridad percibida casi doblaba a la cifra anterior (34%).

    ¿Si no hay relación directa entre victimización delictiva y miedo al delito, de qué puede depender el mayor o menor sentimiento de inseguridad de los ciudadanos?

    En investigaciones desarrolladas en Estados Unidos, se halló una notoria relación entre miedo al delito y la mayor exposición de los ciudadanos, en horarios de máxima audiencia, a programación de alto dramatismo en torno a la violencia, especialmente cuando se trata de televisiones locales o regionales (que transmiten mayor proximidad al individuo); y esta relación violencia televisiva-miedo al delito se identificó con independencia de las características sociodemográficas de las poblaciones evaluadas (edad, sexo, etc.) y del nivel real de riesgo para el delito que exista en los barrios de residencia. En un estudio de opinión pública desarrollado en Italia, diferenciaron entre miedo al delito y percepción del delito como problema social.

    Se encontró que el miedo personal al delito dependería principalmente de la previa victimización de las personas encuestadas, así como también de algunas variables sociodemográficas, tales como que residan en zonas urbanas, tengan mayores problemas socioeconómicos, y experimenten cierta degradación socio-cultural y aislamiento social.

    En cambio, la percepción del delito como problema social dependería mucho más del influjo de los medios de comunicación, así como de los estilos generales (tremendistas) mediante los que las personas se representan y valoran su mundo social. Parecidos efectos de relación entre exposición a programas televisivos sobre violencia e incremento del miedo al delito se hallaron también en estudios realizados en Finlandia.

    En España, este miedo exagerado al delito suele evidenciarse también en estudios criminológicos específicos. Por ejemplo, Serrano Gómez et al. (2007) compararon, para el periodo 1998/2005, la evolución de los delitos conocidos por la policía, en el conjunto del Estado Español y en diferentes comunidades autónomas, y la preocupación de los ciudadanos por la delincuencia/inseguridad ciudadana, según datos de los barómetros del CIS.

    Su conclusión principal fue que, mientras que la delincuencia experimentó una tendencia de estabilidad —ligero descenso— a lo largo del conjunto del periodo 1998/2005, tanto el miedo al delito como la percepción pública de inseguridad oscilaron y aumentaron sin relación aparente con la evolución de los delitos.

    Por otro lado, Fernández-Molina y Tarancón Gómez (2010) evaluaron, mediante cuestionario y entrevista, en una muestra de 250 sujetos de ambos sexos y diferentes edades de la ciudad de Albacete, sus actitudes hacia la delincuencia juvenil, y hacia el tipo de estrategias, más educativas o más punitivas, que deberían utilizarse con los jóvenes infractores. Sus dos grandes conclusiones fueron las siguientes: la primera, que, contrariamente a lo que suele afirmarse, los ciudadanos encuestados, en relación con los delincuentes juveniles, se decantan más por la conveniencia de utilizar medidas educativas y rehabilitadoras (en la familia y la justicia juvenil), que no meramente punitivas; la segunda constatación, de cariz más negativo, fue que muchos ciudadanos tienen una percepción y preocupación distorsionada y exagerada acerca de la frecuencia, gravedad y empeoramiento de la delincuencia juvenil, y de un supuesto mal funcionamiento de la justicia juvenil (incluyendo policía, tribunales de menores…), todo lo cual no se corresponde con los datos reales al respecto. Por ejemplo, hasta un 79,5% de los sujetos de la muestra consideraban que los delitos juveniles habían aumentado durante los últimos años, particularmente los delitos violentos (34,1%), conclusión a la que decían haber llegado a partir de las “noticias de prensa/radio” (46,8%), o en función de “lo que otra gente habla de ello” (22,2%).

    En este estudio, la mayoría de los sujetos (67,6%) opinaba que la delincuencia había aumentado durante los dos últimos años, algo más de la mitad (57%) creía que general mente los delitos eran hechos violentos, y una mayoría (67,4%) consideraba que eran cometidos por delincuentes reincidentes. Creencias todas que no coinciden con los datos reales sobre la delincuencia en España la delincuencia permanece esencialmente estable o tiende a reducirse ligeramente, la mayoría de los delitos consiste en hurtos en vehículos (siendo muy minoritarios los delitos violentos), y un porcentaje considerable de ellos son cometidos por personas no fichadas por la policía o con escaso historial delictivo.

    En un estudio nacional de victimización, para el conjunto de España, García España indagaron la percepción de seguridad o inseguridad que manifestaban los ciudadanos encuestados. Para ello analizaron dos aspectos distintos.

    En primer lugar, la percepción que tenían acerca del posible aumento de la delincuencia, a partir de la siguiente pregunta: “¿Cree que en los últimos años la delincuencia ha crecido?” La perspectiva pública a este respeto se mostró decididamente pesimista: un 51% de los encuestados consideró que la delincuencia había crecido “mucho”, y un “37,4%” que “bastante”, frente a un 8,9% y un 2,3% que, respectivamente, afirmaron que había aumentado “poco” o “nada”. A pesar de ello, y contrariamente al estereotipo más común, las personas encuestadas afirmaron, en su mayoría, sentirse “muy seguras” (18%), o “bastante seguras” (47,9%) cuando caminaban solas en su barrio de noche, frente a quienes manifestaban sentirse en dicha circunstancia “muy inseguros” (1,6%) o ni siquiera “atreverse a caminar” solos de noche por su barrio (7,6%).

    ¿Suele ser generalmente exagerada la preocupación ciudadana por la delincuencia?

    La preocupación por la delincuencia y la seguridad no constituye un sentimiento separado e independiente de los restantes problemas sociales, sino que todos ellos están interrelacionados, y, según las circunstancias del momento, unas preocupaciones pueden desplazar a otras. De este modo, a finales de 2012, en plena crisis económica y bajo el impacto de los problemas económicos y sociales de ella derivados, que afectan a millones de personas, la preocupación por el delito había pasado en España a un segundo plano.

    Cuando se preguntaba a una muestra representativa de los españoles cuáles eran los tres problemas principales en España, se obtiene una lista de inquietudes que varía parcialmente a lo largo del tiempo.

    4) ¿Hacia dónde vamos como sociedad?

    Vivimos en lo que ya hace muchos años se denominó la ALDEA GLOBAL. Nuestros problemas como sociedad son, en gran medida, los mismos problemas que tienen los países de nuestro entorno. La SEGURIDAD PÚBLICA O SEGURIDAD CIUDADANA no es algo que esté circunscrito a nuestro país o a Europa. Estamos relacionados y correlacionados con otros países. La delincuencia tradicional sigue estando en nuestra sociedad, y se ha hecho global en el sentido de que trasciende a nuestras fronteras. España es un país clave en la geoestrategia de Europa y es parte de la frontera de la Unión Europea. Los Estados Unidos de Europa deben caminar hacia la colaboración, cooperación, coordinación entre los diferentes países que conforman la Unión.

    La criminalidad, la inseguridad y con ello, la libertad o la falta de libertad tienen mucho que ver con la globalización de estos conceptos. La delincuencia en las redes, la ciberdelincuencia no entiende de fronteras. Europa debe impulsar decididamente una política común de seguridad de su ciudadanía que vele por la libertad y el libre ejercicio de los derechos de sus ciudadanos. Organismos como FRONTEX o incluso EUROPOL deben desarrollarse de manera firme para proteger nuestro entorno.

    Frontex es la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas. Se creó en 2004 para ayudar a los Estados miembros de la UE y a los países asociados a Schengen a proteger las fronteras exteriores del espacio de libre circulación de la UE. Como agencia de la UE, Frontex está financiada con los presupuestos de la UE y con las contribuciones de los países asociados a Schengen. Antes de 2020 la Agencia contará con unos 1 000 agentes, casi un cuarto de ellos enviados en comisión de servicio por los Estados miembros que regresarán a su servicio nacional una vez finalizado su mandato en Frontex.

    En 2016, la Agencia se amplió y modernizó para convertirse en la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, y se ampliaron sus competencias del control de las migraciones a la gestión de las fronteras, además de asumir una mayor responsabilidad en la lucha contra la delincuencia transfronteriza. Actualmente, Frontex disfruta de reconocimiento como una de las piedras angulares del espacio de libertad, seguridad y justicia de la UE. La búsqueda y el salvamento también pasaron oficialmente a formar parte de su mandato, siempre que tales situaciones se produzcan en el contexto de la vigilancia de las fronteras marítimas.

    Frontex es una agencia operativa, con más de 1 500 funcionarios de los Estados miembros desplegados en el territorio de la Unión. Para potenciar su capacidad de control de situaciones nuevas y situaciones que evolucionen rápidamente, el Centro de Situación Frontex, responsable de la vigilancia de las fronteras exteriores, funciona ahora veinticuatro horas al día, siete días a la semana.

    Europol es la agencia de la Unión Europea en materia policial. Nuestro principal objetivo es contribuir a la consecución de una Europa más segura para beneficio de todos los ciudadanos de la UE.

    Desde nuestra sede principal en La Haya (Países Bajos), asistimos a los 27 Estados miembros de la Unión en su lucha contra la gran delincuencia internacional y el terrorismo. Colaboramos asimismo con numerosos estados asociados no pertenecientes a la UE y organizaciones internacionales.

    Las redes de delincuencia y terroristas a gran escala constituyen una amenaza significativa para la seguridad interna de la UE y para la seguridad y los medios de vida de sus ciudadanos. Las amenazas más graves para la seguridad se derivan de:

    el terrorismo;

    el tráfico de drogas y el blanqueo de dinero a escala internacional;

    el fraude organizado;

    la falsificación de euros;

    y el contrabando de personas.

    Crecen además nuevos peligros, como la ciberdelincuencia y la trata de seres humanos. Las redes que subyacen a tales formas de delincuencia en cada una de estas áreas aprovechan con rapidez las nuevas oportunidades que se les plantean, y resisten con tenacidad las medidas encaminadas a velar por el cumplimiento de la ley.

    ¿De verdad es posible cambiar el mundo? Muchos dicen que es imposible, que ya es tarde. Que no nos comprometemos. Vivimos tiempos extraños. Cuanta más información, menos sabemos. Cuanto más conectados, menos nos fiamos…Cuantas más injusticias, menos sentimos. Allá donde miras, sientes incertidumbre y desconfianza.

    Vivimos entre palabras manipuladas que no por mucho repetirlas se convierten en verdad. Se amontonan palabras, se construyen discursos que nos arrebatan la esperanza la fe en nosotros mismos.