Revista Perspectiva | 20 abril 2024.

La caricatura en el debate: Cultura, clase, política y sindicato

    Si partimos de una base simple, la cultura sería el conjunto de bienes y manifestaciones intelectuales de un conjunto social. Con esta base se fomentan las ideas, los hábitos y tradiciones, los procesos, patrones, la lengua, las prácticas, los cultos, el arte y otros tantos valores que acaban definiendo nuestras herramientas y conocimientos. Este patrimonio a su vez nos genera la necesidad de manifestarlo, de conservarlo y en gran lugar, a transmitirlo. A veces como herencia y otras como imposición.

    10/11/2022. Ernesto Priego, caricaturista y delegado sindical
    Ceras. Fotografía de Alexander Grey - pexels.com

    Ceras. Fotografía de Alexander Grey - pexels.com

    CLASE

    Básicamente la clase social define a todo aquel conjunto de individuos caracterizados por tener un papel determinado en el sistema de producción, dentro de un grupo de riqueza común. Según K. Marx las clases sociales aparecían cuando se realizaban divisiones sociales en el trabajo. En cambio M.Weber afirmaba que una clase social estaba determinada por la misma o similar posibilidad de acceder a los bienes y servicios del mercado. En conclusión, lo que evidencia el nacimiento de las clases sociales es la división entre la ciudadanía y la profunda desigualdad en el acceso a los bienes y servicios del mercado común.

    POLÍTICA

    Es la manera en que se gobierna y se organiza a la sociedad. Y a su vez, es la actividad que ejercen aquellos que gobiernan, administran y gestionan los asuntos que afectan a una sociedad o a un país.

    SINDICATO

    Organización sindical constituida para la defensa y promoción de los intereses profesionales, económicos o sociales de sus miembros.

    La cultura, la clase, la política y el sindicato son disociables y se interrelacionan constantemente. La cultura en toda su extensión es uno de lo bienes más preciados de una sociedad, es su identidad. La cultura nos trasciende en la medida en la que pertenecemos a una u otra clasesocial. Si perteneces a los estratos más altos esta te será sumamente accesible y su comprensión también.

    Si residimos en los peldaños más altos de la sociedad, se nos supone con un grado de educación suficiente para la interpretación y comprensión de lo que vemos, y un nivel económico que nos abre las puertas de este conocimiento con más facilidad. En cambio, perteneceralos estadios más bajos de una clase social precariza los recursos económicos y educativos a los que podemos acceder, además de menguar un factor tan sumamente importante como es el tiempo del que disponemos para la observación, para nuestro reciclaje y en definitiva, para nuestro aprendizaje personal. La cultura es una riqueza que no figura en las balanzas, no forma parte de un PIB, ni aumenta nuestra cuenta corriente, pero define y enriquece una sociedad. La cultura son ideas, hábitos, tradiciones, patrones, procesos, prácticas, cultos, lengua, arte, y tantas cosas más que si no tienen un acceso simétrico en todas las capas de la sociedad llega a producir una división intelectual y por lo tanto social.

    Aquí es donde participa la política. La política como actividad que ejercen aquellos que gobiernan, administran y gestionan los asuntos que afectan a una sociedad, tiene el deber de procurar la conservación del patrimonio cultural, la transmisión de esta sin discriminación y por supuesto, sin imposición, y el libre accesopara toda la ciudadanía. Una gestión universal de la cultura, garantiza una forma de criterio más amplio en la persona, y el criterio y la información es la virtud más esencial de la que puede disponer un individuo a la hora de comprender, valorar y construir su identidad.

    Esta debiera ser su función, pero también es bien cierto que en ocasiones la política es un elemento invasor y adulterador de la cultura convirtiéndola en una eficaz herramienta de adoctrinamiento y de difusión de ideologías. En resumen, regulando las fuentes y clasificando, y censurando aquello que deben o no deben ver los ciudadanos y ciudadanas. Esa forma de gestión de la cultura y de control de su acceso tiene como intención anular nuestro criterio y limitar nuestra información.

    Esta apropiación del elemento cultural por parte de unos para perjuicio de muchos tiene sus niveles de intensidad. Desde los sistemas autocráticos más absolutistas que controlan la llave general de todo lo que se debe leer, oír y ver. Hasta aquellos sistemas políticos que con ciertas reminiscencias despóticas controlan algunos grifos, como pueden ser los medios de comunicación o las redes sociales.

    En estos últimos tiempos hemos visto como componentes tan importantes para la cultura popular como son la música o el humor gráfico, han sufrido el lamentable tijeretazo de la cultura y la judicialización de las ideas por parte de ciertos grupos políticos que anidan en la derecha, y en ocasiones, también residen en el centro del espectro político. El valor de lo escrito, de lo dicho o de lo dibujado es el valor de nuestras ideas y de nuestra propia opinión. Si bien es cierto que es una sola mano o una sola boca, es con frecuencia la conclusión de una idea grupal o social, que se supone debe proteger el sistema legislativo y respetar el político. Castrar estas manifestaciones es retroceder en la marca cultural a la que hemos llegado.

    A mediados del 2022 Nórdica Libros ha editado el libro “Caricaturistas de Profesión” donde se reúne a 11 dibujantes de prensa española. El libro es en su concepto inusual para la temática que toca. Como norma general, se suele exponer una relación de la obra del dibujante (esto obviamente si sucede en el libro) y también se le da pie a que explique sus técnicas y logros, este segundo aspecto no aparece o se cambia por una serie de reflexiones sobre la profesión y sobre la visión que tienen los caricaturistas sobre el futuro de este oficio. Es un enfoque interesante, pero a la vez, es obvio que con los vientos que soplan actualmente el panorama se perciba a menudo desesperanzador.

    Sí, Ladies and gentlemen, la Caricatura también es cultura. A menudo se dice que la caricatura es una manera ácida de mostrar la actualidad, pudiera ser cierto, aunque no es condición sine qua non del que la ejerce. La caricatura es en si una foto del momento, lo que ocurre a diferencia de una fotografía, es que el dibujante agrega aquellos ingredientes que narran con pelos y señales, y sin filtros la auténtica realidad o aquella opinión que sobre ese hecho tenemos. No es solo un instante, es una radiografía, es abrir en canal esa actualidad para que los lectores pongamos en movimiento nuestro criterio personal y le demos valor o no. Sí lo que ocurre es que finalmente le damos valor, lo que estamos haciendo es aprobar esa opinión, y esa sentencia colectiva es la que produce el impacto. Cuando esto ocurre la política debe respetar la voluntad popular y permitir el ejercicio de la libre expresión escueza o no.

    Cuando ocurre lo contrario, existen agentes sociales que entran en juego para defender esos valores culturales, entre los que está la libre expresión del individuo. Uno de esos agentes es el sindicato. El sindicato es una organización constituida para la defensa y promoción de los intereses profesionales, económicos o sociales de sus miembros. No hay nada más social y colectivo que un sindicato, si descartamos la errónea idea de que un sindicato funciona como una empresa y entendemos que sus mecanismos son la colectividad y la cooperación, comprenderemos su función y el servicio que puede proporcionarnos.

    El sindicato además de ejercer su función, digamos la más conocida,como es la de defender los derechos laborales de las personas. Debe plantearse como isla y refugio para aquellos y aquellas que buscan el respeto a su clase social, a su cultura y a su opinión, y una herramienta para plantar cara a cualquier atisbo de injusticia que lesione estos principios. La cohesión nos hace más fuertes, pero para enriquecer una organización como es un sindicato, y en concreto CCOO, esta debe dar cabida e impulso a todas las manifestaciones culturales, procurando exposiciones, presentaciones, seminarios y en definitiva la difusión de la cultura en toda su extensión. Y así lo hace, y su papel es fundamental en esta defensa y a menudo contraposición a ciertas manipulaciones políticas o prácticas censuradoras.

    Dicho todo esto y desde el ámbito en el que me muevo como afiliado y profesional de la caricatura y el humor gráfico, solicito asilo en esta isla y espacio para impulsar esta rama cultural y popular que, desde el memorable Francisco de Quevedo, ha dado tanto a la sociedad por tan poco. Siempre ha difundido desde abajo hacia arriba sin distinción de clases, procurando ante todo ser popular que es su signo identitario sin lugar a dudas. Y desde mi opinión personal, no hay descripción más proba que la de una viñeta y más necesaria para la sociedad en estos momentos en los que se intenta pervertir y manipular nuestra opinión.